Todos lo experimentamos: la incómoda hinchazón después de una comida indulgente. Sí, la hinchazón de vientre es el drama digestivo que todos esperamos evitar, pero los episodios tan comunes son normales, aunque incómodos como mínimo. La buena noticia es que hay trucos para reducir la hinchazón de forma casi inmediata y de forma natural, sin medidas extremas.

Desde bebidas que ayudan a reducir la inflamación hasta hábitos sencillos que puedes poner en práctica para relajarte, estos trucos te ayudarán a aliviar los síntomas no tan glamurosos de la hinchazón (por ejemplo, los gases) y a que tu digestión funcione lo mejor posible.

Pero antes, hablemos de las causas de la hinchazón y de lo que hay que tener en cuenta.

¿Cuáles son las causas más comunes de la hinchazón?

La hinchazón suele estar causada por una acumulación de gases en el intestino. Todo el mundo tiene gases cuando nuestras bacterias intestinales (buenas y malas) se alimentan de ciertos alimentos e ingredientes, pero algunas personas producen más gases o se sienten más hinchadas que otras. Para algunos, la hinchazón es una sensación de plenitud, mientras que para otros es un vientre distendido que parece que te has tragado un balón de playa.

Aunque puede ser difícil determinar con exactitud la causa de la hinchazón (¡cada cuerpo es diferente!), hay ciertos desencadenantes que se sabe que la desencadenan. Todos somos culpables de zamparnos el almuerzo para volver corriendo al trabajo, pero, noticia de última hora: comer demasiado rápido es uno de los culpables de la hinchazón. El consumo de ciertos alimentos y bebidas, como las crucíferas (brócoli, coliflor y repollo), las legumbres y las bebidas carbonatadas, puede provocar la necesidad de desabrocharse los pantalones, sobre todo en personas con intolerancias o sensibilidades alimentarias.

Trucos para reducir la hinchazón de forma casi inmediata

Vamos a conocer estos trucos para reducir la hinchazón de forma casi inmediata.

Identificar las intolerancias alimentarias

Las intolerancias y alergias alimentarias van en aumento; de hecho, más del 20% de la población de los países industrializados padece una intolerancia o alergia alimentaria. ¿Las 3 más comunes? Los lácteos, el gluten y la cafeína. Cuando se tiene una intolerancia alimentaria, los síntomas (diarrea, hinchazón, erupciones cutáneas) suelen aparecer a las pocas horas de haber ingerido el alimento al que se es intolerante.

Elige alimentos con beneficios añadidos

Abandona los alimentos procesados y cargados de azúcar y sodio que pueden contribuir a alterar el equilibrio del microbioma intestinal por alimentos ricos en antioxidantes, antimicrobianos, fibra prebiótica y almidón resistente.

Los alimentos ricos en antioxidantes, como los espárragos, las espinacas, las bayas y los boniatos, y las hierbas como el jengibre, el orégano, la cúrcuma y la canela, no sólo tienen un sabor delicioso, sino que también ayudan a combatir la inflamación y a mantener una microbiota intestinal sana.

Practica la atención plena durante las comidas

Entre los plazos del trabajo, fomentar las relaciones y mantener tu rutina de bienestar, estar plenamente presente durante cada comida puede parecer un lujo, pero cuando no estamos atentos al comer, nuestro intestino paga el precio. Masticar bien cada bocado sin distracciones ni multitareas puede ayudarte a relajarte y a digerir mejor, ya que te sitúa en una fase de «descanso y digestión». Así que respira profundamente antes de sumergirte en tu desayuno, almuerzo y cena, mastica tu comida lenta y minuciosamente, y disfruta de cada bocado.

Come menos por la noche

A veces no hay forma de evitar los antojos nocturnos (todos sucumbimos a ellos, y no pasa nada). Pero, como regla general, comer comidas más pequeñas y ligeras a la hora de cenar le vendrá muy bien a tu intestino (y a la calidad del sueño).

Debido al ritmo circadiano de nuestro cuerpo, éste empieza a relajarse y a prepararse para irse a la cama cuando el sol empieza a ponerse, lo que significa que producirá menos ácido estomacal y puede ralentizar la digestión en comparación con las primeras horas de la mañana. Sustituye los platos más pesados, como la pizza y el filete, por otros más ligeros.

Bebe mucha agua

No importa cuál sea su objetivo de bienestar, lo más probable es que mantenerte hidratada sea clave para lograrlo, y reducir la hinchazón no es una excepción. La hidratación es tanto un consejo a largo plazo como un truco rápido para aliviar la hinchazón.

Cuando estás deshidratada, el cuerpo retiene líquidos, lo que provoca sensación de hinchazón y retención de líquidos. Además, la deshidratación contribuye al estreñimiento, otro culpable de la hinchazón. Empieza la mañana con un vaso de agua (sí, antes del café) y márcate pequeños objetivos para beber una cantidad definida de agua a lo largo del día.

Evalúa tu ingesta de fibra

Los alimentos ricos en fibra -palomitas de maíz, frutos secos enteros, verduras crudas, por nombrar sólo algunos- son más difíciles de digerir y pueden empeorar la hinchazón y los gases en algunas personas.

Si estos alimentos son habituales en tu dieta, descompon la llamada fibra de estos alimentos: asa las verduras, cocina al vapor las verduras de hoja verde, elige mantequillas de frutos secos en lugar de frutos secos enteros.

El jengibre es tu mejor aliado

El jengibre podría ser la mejor cura para la hinchazón, ya que tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, y el gingerol, un componente natural de la raíz de jengibre, beneficia la motilidad gastrointestinal (es decir, la velocidad a la que los alimentos salen del estómago).

Prueba el automasaje

En concreto, el masaje de drenaje linfático -una técnica manual que estimula el sistema linfático, que ayuda al organismo a desintoxicarse y eliminar células dañadas, bacterias o toxinas- puede minimizar el exceso de retención de líquidos y la hinchazón. Para ponerte manos a la obra, pruébalo boca abajo.

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