Por una razón u otra, a veces es mejor deshacerse de la lavadora y lavar la ropa a mano. Si bien generalmente se reserva para artículos delicados, como sostenes y ropa interior, es una opción efectiva para la mayoría de los tipos de ropa, especialmente si no tienes una carga lo suficientemente grande como para que valga encender la lavadora.

Antes de empezar…

Antes de poner manos a la obra, echa un vistazo a la etiqueta de la prenda para conocer las pautas de temperatura del agua e instrucciones de lavado. Si la etiqueta dice “lavar en seco”, en lugar de “solo limpieza en seco”, es seguro lavarla a mano.

Si quieres tener mayor precaución, coloca una gota de agua en un lugar oculto de la prenda y seca con una toalla de papel. Si no pierde el color o no queda una mancha de agua, entonces se puede lavar a mano. Aunque las instrucciones de cuidado pueden variar dependiendo el tipo de ropa, este método aplica sin importar si es lana, seda o algodón.

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Cómo lavar la ropa a mano

Lavar la ropa a mano significa que deseas tratar tus prendas con un nivel extremo de cuidado durante todo el proceso de limpieza. Para ahorrar tiempo, siéntete libre de lavar en grupos del mismo color y tipo de tela. Sigue esta guía paso a paso para la mayoría de las prendas.

1. Lee la etiqueta para determinar el tipo de tela

A partir de ahí, determina cuál es el mejor detergente para la ropa. Cualquier detergente estándar debería funcionar para la mayoría de los artículos. Las telas delicadas pueden requerir algo más suave, como detergente para telas finas, detergente libre y suave, o lavaplatos.

2. Trata las manchas, si es necesario

Para hacerlo, aplica suavemente el quitamanchas o el detergente líquido en la mancha con la punta de los dedos (¡evita frotar!). Mientras está en remojo, exprime suavemente el agua jabonosa a través de la prenda varias veces.

3. Llena el fregadero con agua, tibia o fría, según las etiquetas de cuidado de la prenda (La lana, la seda y los colores brillantes se limpian mejor en agua fría)

Luego agrega la dosis recomendada de detergente. Agita el detergente en el agua para asegurarte de que esté completamente disuelto, coloca la prenda en el agua y presiona suavemente hacia abajo para sumergirla por completo. El agua puede cambiar de color, pero no te asustes: Este es simplemente el color que libera el tinte de la tela y no provocará ninguna pérdida de color después del lavado.

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4. Enjuaga bien

Llena el fregadero con agua limpia y fría, sumerge la prenda y exprime para enjuagarla. Repite según sea necesario.

5. Elimina el exceso de agua

Levanta la prenda con ambas manos y exprime suavemente la mayor cantidad de agua posible. Luego, colócala sobre una toalla absorbente y enrolla la toalla y la prenda hasta que se absorba el agua.

6. Pon la ropa a secar

Para evitar que las prendas delicadas se estiren, colócalas de forma plana para que se sequen. Para un cuidado adicional (y para acelerar el proceso de secado), coloca los suéteres sobre una toalla seca y deja que se seque al aire. Una vez que el frente esté seco, voltéalo.

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