La salud mental se refiere al estado general de cómo regulas tu comportamiento, sentimientos y pensamientos. No hay una norma para medir lo que es normal para ti frente a lo que podría ser motivo de preocupación en otra persona, pero una mala salud mental podría afectar negativamente lo bien que te llevas con tu familia y amigos, tu productividad en el trabajo o la escuela, tu interés en actividades, entornos sociales y otras situaciones, los niveles de energía …y mucho más. Está de más decir que la importancia de cuidar la salud mental está por sobre todas las cosas.

Si empiezas a manifestar características que te hagan pensar que es momento de acudir a terapia, entonces tal vez debas hacerlo. Psicoterapia, terapia hablada o conversacional, asesoramiento o simplemente terapia: independientemente del nombre con el que se conozca, el asesoramiento en salud mental puede beneficiar a las personas que luchan contra las dificultades emocionales, los retos de la vida y los problemas de salud mental.

La importancia de cuidar la salud mental

Visitar a un psicólogo puede ayudar a mejorar los síntomas de muchas enfermedades mentales. En la terapia, las personas pueden aprender a hacer frente a los síntomas que pueden no responder al tratamiento de inmediato.

La medicación puede reducir algunos de los síntomas de las enfermedades mentales, pero la terapia enseña a las personas las habilidades necesarias para hacer frente a muchos de los síntomas por sí mismos. Estas habilidades perduran una vez finalizada la terapia, y los síntomas pueden seguir mejorando con un contacto más frecuente. Si sientes que padeces algunas de las señales que describirémos a continuación, entonces es momento de ir con los expertos.

Estás abrumada/o

Puede que sientas que tienes demasiadas cosas que hacer o demasiados problemas a los que hacer frente. Puede sentir que no puede descansar o incluso respirar. El estrés y el agobio pueden provocar graves problemas de salud mental.

Fatiga

Este síntoma físico suele ser consecuencia de los problemas de salud mental o los acompaña. Puede indicar depresión. La fatiga puede hacer que duermas más de lo habitual o que te cueste levantarte de la cama por la mañana.

Rabia, ira o resentimiento desproporcionados

Todo el mundo siente ira a veces. Incluso la rabia pasajera no es necesariamente perjudicial. Buscar apoyo para tratar estos sentimientos puede ser una buena idea cuando son extremos en comparación con la situación, o si te llevan a realizar acciones violentas o potencialmente dañinas.

Agorafobia

Las personas con agorafobia temen estar en lugares en los que podrían experimentar ataques de pánico o quedar atrapados. Algunas personas pueden llegar a ser incapaces de salir de sus casas.

Pensamientos ansiosos o intrusivos

Es normal preocuparse de vez en cuando, pero cuando las preocupaciones ocupan una parte importante del día o provocan síntomas físicos, la terapia puede ayudar a afrontarlas.

Apatía

Perder el interés por las actividades habituales, el mundo que te rodea o la vida en general puede indicar problemas de salud mental como la depresión o la ansiedad.

Desesperanza

Perder la esperanza o la motivación, o sentir que no tienes futuro, puede indicar depresión u otro problema de salud mental. Sentirse desesperado de vez en cuando, especialmente después de un periodo de dificultad, no es raro. Pero cuando persiste, puede llevar a pensamientos de suicidio.

Aislamiento social

Muchas personas se sienten mejor cuando pueden pasar al menos un tiempo a solas. Las personas introvertidas pueden necesitar incluso más tiempo a solas que otras. Pero si te sientes angustiado cerca de los demás o tienes miedo de estar con otras personas, la terapia puede ayudarte a entender y manejar estos sentimientos.

Sueño interrumpido

Dormir mal puede ser una señal de alarma de que está experimentando depresión o ansiedad. Tanto si tienes problemas para conciliar el sueño como para mantenerlo, podría ser una señal de un problema de salud mental. Dormir de más con frecuencia también podría ser una señal, demostrando que tu cuerpo está fatigado hasta el punto de agotarse.

Pérdida de la alegría

Es normal tener un mal día de vez en cuando, y la vida está destinada a traerte algo de tristeza en algún momento. Pero, si habitualmente encuentras menos felicidad y disfrute en actividades que solían gustarte, podría ser una señal de que algo no va del todo bien.

Empeoramiento de los síntomas físicos.

La depresión y la ansiedad pueden provocar efectos secundarios físicos, como sudoración, aceleración del ritmo cardíaco, mareos, síntomas gastrointestinales y dolor de cabeza. Si los síntomas físicos aparecen de repente sin ninguna otra causa médica, podría ser una señal de que tu salud mental está empeorando.

Baja energía.

Los sentimientos de fatiga y letargo también son comunes en las personas que están luchando con su salud mental. Sentirse mental o físicamente mal puede dificultar la concentración, seguir conversaciones o pensar con rapidez. Si tiene poca energía hasta el punto de que le resulta difícil encontrar la motivación para salir de la cama, considere la posibilidad de hablar con su médico.

Si hay algo que no te parece bien, no tardes en buscar ayuda. Con el apoyo adecuado, puedes volver a sentirte tú mismo, aunque el mundo parezca estar al revés.

 

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