Si buscáis una crítica con final feliz, éste es último lugar donde debéis estar. Todo son desdichas, son historias del revés. En la último capricho de mi todo amada Netflix, se han atrevido con uno de los cuentos de Lemony Snicket, un seudónimo tan ácido como la historia que hoy vamos analizar. Netflix nos hace llegar una serie totalmente diferente, una serie de catastróficas desdichas.
Una vez más, la historia de los niños Baudelaire vuelve a nuestras vidas. La historia de los huérfanos con una vida envidiada por el mismísimo Lazarillo de Tornes. No queremos comparar, pero está claro que el humor ácido e irónico, tan sutil como directo, acaba inundando cada una de las páginas de ambas historias.
Los 8 episodios de esta temporada de una serie de catastróficas desdichas, se encargan de dejarnos claros que los finales felices no existen, y que por supuesto, los principios felices tampoco. Pero durante sus diferentes capítulos encontramos como mediante historias absurdas, cuatro en total, los hermanos Bodelaire, tienen algo importante que contarnos. Pero os lo prometo, la absurdez de muchos de los argumentos rozan lo grotesco.
No nos equivoquemos las catastróficas desdichas de los hermanos Bodelaire, nos entretienen y en cierto concepto nos vuelven adictos a cada uno de sus episodios… ¿Queréis saber porqué?… Continuad leyendo, siempre y cuando, el Conde Olaf os lo permita.
Esta es la serie sobre las tristes y catastróficas desdichas de los huérfanos Bodelaire
El aroma tan literario de la serie nos inunda desde el primer momento en que nuestro narrador nos presenta a los hermanos protagonistas. Violet, Klaus y Sunny Baudelaire, interpretados de manera magistral por uno de los mejores aciertos de la serie, su reparto. Acaban de perder a sus padres en un incendio, y no, no es un spoiler. Esa mala noticia es solo el principio.
La enorme riqueza de los hermanos y la enigmática historia de sus padres giran todo el argumento de nuestras series catastróficas. Todo enraizado por la lucha constante contra el Conde Olaf. Y sí, el Conde se merece un punto y a parte. Desde el interpretado por Jim Carrey en la película del 2004, ya nos dejó claro la excentricidad del personaje. Pero ahí aparece «Barney». Nuestro actor legen… espera un momento… dario (sí, soy totalmente fan de como conocí a vuestra madre), interpreta de manera genial uno de los personajes absurdos con mayores matices de la televisión. No es un personaje fácil. Su omnipresencia, se puede hacer muy pesada. Pero el deseo de ver a Neil Patrick Harris interpretando las múltiples caras del Conde, hace perdonarlo todo.
Un tira y a floja tras una fortuna
La serie se estructura de manera correcta por los diferentes libros que se han ido publicando de la saga de nuestras catastróficas desdichas. En otras palabras, cada 2 capítulos se narra un libro. No los he leído, pero el toque literario de la serie es más que suficiente para sentir el libro.
Nuestros huérfanos, pasan por las manos de un herpetólogo magistral, para mí la mejor historia sin dudas, una «cobarde» ex-aventurera a la orilla del mar y un aserradero lúgubre. En cada uno de ellos, el Conde Olaf se viste de Mortadelo (el compañero de Filemón).
El problema, es que ese tira y afloja tan oscilante cuesta creer y es allí donde la química con el reparto o el entorno va hacernos disfrutar de la serie o no. Y es una lástima que una serie con tal presupuesto penda de un hilo tan fino.
La ironía dramática de una serie diferente
Netflix se ha dado un capricho. Tenía una historia que contar, a muchos gustará, otros la rechazarán de raíz. Todo depende de si entras en su juego. Ha cogido un reparto de mucha calidad. Lo ha mezclado con un casting muy bueno con una conexión espectacular entre los niños. Y le ha colocado una guinda llamada Neil Patrick Harris.
Carece de tramas enrevesadas. Pero aunque tiene muy claro a que juego está jugando, es muy difícil saber a quien va dirigido. Lo que está claro es que el tono del director, al más puro estilo Wes Anderson, convierte una historia absurda y en parte sin sentido, en una experiencia tan entretenida como diferente.
Recomendable como poco. Eso sí, con necesidad de mejorar. Está claro que si siguen la estructura que han montado hasta ahora tendremos varias temporadas más. Estaremos pendientes, no os mentiré.
Eso sí, para los amantes de «como conocí a vuestra madre», esta serie tiene alguna de sus catastróficas sorpresas. Y eso que había dicho que esta crítica no iba a tener final feliz. Lo siento chicos.
Recordad, portaros bien y nos vemos pronto.