Esta época del año no es mi favorita por varias razones. Por un lado, hace tanto frío que incluso salir a mirar el jardin parece una tarea que es mejor dejar para la primavera. Por otro lado, el aire seco del invierno hace que la piel, ya de por sí seca y sensible, penda apenas de un hilo. Y por último, las escasas horas de luz y la nubosidad perpetua hacen que toda la casa se sienta triste y sombría. No te queda más remedio que aprender cómo hacer que tu casa se sienta más hogareña.

Cómo hacer que tu casa se sienta más hogareña

Si en esta época del año tu espacio se siente igual de oscuro y lúgubre, es probable que el problema sea la iluminación. Sigue leyendo para conocer cómo hacer que tu casa se sienta más hogareña.

Deja de depender de la iluminación cenital

Si la iluminación de tu casa es dura y poco favorecedora, apuesto a que la culpa la tiene la luz cenital. Como este tipo de lámparas proyectan la luz hacia abajo, crean sombras que pueden hacer que tanto tú como el resto de la casa parezcáis torcidos y poco atractivos. Especialmente si quieres crear un ambiente cálido y acogedor, la iluminación cenital no es la mejor opción.

En su lugar, utiliza una iluminación menos intensa y más cercana a la altura de los ojos. Coloca lámparas de pantalla o de cristal esmerilado (en el suelo o sobre las mesas) que crearán un resplandor mucho más suave.

Los apliques de pared son otra buena opción: proporcionan luz desde un ángulo lateral que ayuda a eliminar las sombras. Si alquilas o simplemente no te gusta mucho el trabajo eléctrico, opta por apliques enchufables que se montan directamente en la pared sin necesidad de cableado.

Deja entrar toda la luz solar posible

La luz del sol escasea en invierno, así que es importante aprovechar al máximo la que tienes. Abre las cortinas y sube las persianas durante el día para que entre toda la luz natural posible. Además, esto hará que tu casa sea más cálida en los meses más fríos.

Si no quieres renunciar a la intimidad que proporcionan las cortinas, considera la posibilidad de superponerlas. Utilizando una barra de cortina doble, cuelga cortinas de un material transparente lo más cerca posible de la ventana, ya que ofrecerán un poco de intimidad durante el día a la vez que dejan pasar mucha luz. Encima, añade cortinas de un material más sólido que puedas cerrar por la noche.

Variar los tipos de iluminación

Si nos ponemos técnicos, hay tres tipos principales de iluminación que debes conocer: ambiental, de trabajo y de acento. La iluminación ambiental, también conocida como iluminación general, se refiere a los principales accesorios que se utilizan para iluminar una habitación (por ejemplo, lámparas de techo o lámparas de pie). La iluminación de trabajo, por otro lado, está diseñada para iluminar un espacio para una actividad específica, como la lámpara junto al sofá que se enciende para leer. Y, por último, la iluminación de acento está pensada para (lo has adivinado) acentuar un elemento concreto de la habitación, como una obra de arte en la pared.

La mejor forma de aprovechar al máximo la iluminación es utilizar un poco de cada tipo en cada habitación. Además de las lámparas principales que probablemente se incluyeron con la habitación, añada una combinación de lámparas de pie, lámparas de mesa, lámparas para cuadros, lámparas colgantes o apliques de pared para crear un aspecto estratificado.

Contar con varias fuentes de luz también te permite ajustar la iluminación según tu estado de ánimo o la tarea que tengas entre manos.

Elige las bombillas adecuadas

Cuando se trata de bombillas, las dos cosas clave que te deben importar son la temperatura de color y la luminosidad.

La temperatura del color, es decir, lo cálida o fría que se siente una luz, se mide en la escala Kelvin, en la que cuanto mayor sea el número, más azul o blanca se verá la luz. Una medida Kelvin más baja significa una luz más cálida y amarillenta. Para zonas como el salón y el dormitorio, el punto ideal es alrededor de 2.700 Kelvin, que suele denominarse «blanco suave» o «blanco cálido«. Estas bombillas ayudan a crear un ambiente acogedor. Si prefieres un aspecto más luminoso y limpio (por ejemplo, en el despacho o en el tocador del baño), busca bombillas con una temperatura de color de entre 3.000 y 3.500 Kelvins.

El otro factor clave es la luminosidad. Se mide en lúmenes, y más lúmenes equivale a más luz. La luminosidad depende de las preferencias personales, pero tenga en cuenta que probablemente necesitará más lúmenes en zonas como la cocina y el baño que en el dormitorio o el salón. Si no estás seguro de cuánta luz necesitas, las bombillas regulables son siempre una buena opción para una mayor flexibilidad.

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