Durante estos días plagados de gripes y antibióticos, por suerte para nosotros, el probiótico se han puesto muy de moda. Estos microorganismos están plagados de beneficios 1 que no nos pondremos a discutir. Posiblemente, alguna vez ya los hayas escuchado, o  incluso los hayas probado.

Sin embargo, cuando nos los recomiendan nos encontramos con una disyuntiva… ¿Qué probiótico debemos comprar? Farmacia, dietética, a partir de alimentos… El problema es que la decisión acaba siendo demasiado difícil.

Por eso, desde acuatrolados, queremos echaros una mano y realizar un examen detallado sobre cómo elegir los mejores probióticos y echarle una mano a nuestro Colon, que bien necesita.

¿Qué son los probióticos?

Seremos breves, no queremos extendernos en este punto. Nuestro intestino contiene bacterias adquiridas en el nacimiento y durante nuestra vida, en un proceso llamado colonización. Muchas de estas bacterias se convierten en grandes aliadas. Se encargan de convertir la fibras en ácidos grasos de cadena corta, síntesis de ciertas vitaminas. Pero lo más importante, es que se acaban convirtiendo en una de las mayores barreras del sistema inmunitario.

Es por eso que mantener unos niveles adecuados es mucho más importante de lo que pensamos. Y los probióticos pueden ser un salvavidas intestinal que tanto necesitamos.

No nos engñemos. Los probióticos pueden ser ingeridos mediante alimentos fermentados como el chucrut, el kéfir y el yogurt. Sin embargo, en ciertas ocasiones debemos dar un empujón mayor.

Nuestro intestino está compuesto por una amplia variedad de bacterias. Una huella dactilar creada por y para tu cuerpo. Para que os hagáis una idea el colon contiene miles de millones de bacterias con tipos de más de 500 especies diferentes. Casi nada. Es ahí donde comenzamos a dar una de las pinceladas del probiótico perfecto. Debe contener las cepas que más necesitamos.

Requisitos para encontrar nuestro probiótico

1 – Seamos específicos

Como hemos comentado, existen diferentes cepas. Existen cepas que la ciencia ha acabado ligando a ciertas patologías. Las más conocidas son Bifidobacterium , Lactobacillus y Saccharomyces.

Por ejemplo, existen cepas donde se han demostrado efectos mayores ante la diarrea, y es ahí donde nosotros mismos o nuestro terapeuta tiene que dar en la diana.

2 – Conozcamos el CFU

En este caso, la cantidad sí que puede ser importante. Encontraremos en la mayoría de los probióticos la Palabra CFU – colony-forming units – o Unidades Formadoras de Colonias. Se han encontrado que las dosis más altas pueden producir mayores resultados en gran parte de los estudios. 2

Estamos hablando de nada más y nada menos que diferencias de entre 1-2 BILIONES de UFC hasta otras de 50 BILLONES. Tranquilos, no se han encontrado daños por dosis más altas.

3- Y si trae algo más mejor…

Seremos sinceros, si elegimos el probiótico para alguna patología en concreto, sería muy interesante si las cápsulas vienen acompañados con otros principios como minerales, oligoelementos, vitaminas y aminoácidos.

4 – El envase es la base

Es importante ser conscientes de que en mucho casos, para que el laboratorio pueda traerlo hasta tu casa, existen diferentes procesos químicos que pueden echar por tierra la base de los probióticos. Por eso es importante que se trabaje ante todo con una temperatura ambiente fresca para no favorecer su muerte, al mismo tiempo que no hayan sido sometidas a calores excesivos.

No os sorprenda, a veces la materia prima se puede echar por tierra, al no contener un formato correcto de conservación. Lo ideal será la presencia en forma de polvo seco, en un sobre estanco (o sobre) en una atmósfera de nitrógeno. Asegura así una correcta conservación.

En estos casos, no romper las cadenas de frío también puede ser un gran progreso para potenciar nuestros probióticos. Así que, directos a la nevera.

5 – No sin mi biodisponibilidad

Otro de los factores de los cuales debemos estar seguro es de la biodisponibilidad de ese probiótico. Imaginad todo el camino que debe hacer en nuestro interior. Por eso, es importante que pueda traspasar todo nuestro tracto digestivo hasta llegar al Colon. Solo así podremos aprovechar realmente las capacidades de nuestro probiótico.

Probióticos – Pro Vida

Así es la etimología de dicha palabra. Trabajemos a favor de nuestra vida, pero hagámoslo bien. Que no nos tomen el pelo por estar en la televisión o en innumerables páginas de internet. La clave para una persona que quiere cuidarse, es que a la hora de escoger, sepa escoger de manera correcta. Solo así conseguiremos poseer una vida de verdad, una vida probiótica.

Recordad que nuestra cerebro está en gran parte en los intestinos y que la suplementación puede ser necesaria para mantener unos intestinos felices. Una vida feliz.

En futuros post hablaremos más a fondo de cada probiótico específico para cada patología. Y ayudaremos a trabajar patologías tan problemáticas como el estreñimiento, diarrea, Colon Irritable e incluso problemas neurológicos y cardiovasculares. Sí y todo eso con probióticos.

Nos leemos pronto! Y recordad, portaros bien.

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